
Nuestros medios de comunicación, es decir, los medios de comunación argentinos, en su mayoría son privados.
Que los dueños sean particulares nos dice que los canales de televisión son administrados como empresas y que su fin último lejos está de ser benefactores culturales, su propósito es tener, en definitiva, cada vez más y mayores ganancias.
Si su deber es ganar plata, los intereses que defenderán y la bandera que levantarán será la del libre mercado, la del capital sin control. Una pequeña regulación que el Estado quiera realizar a tales medios, será tomado y denunciado por estos como un atentado a la libertad de expresión.
Es así que el Estado se verá impedido de controlar las funciones de los comunicadores.
¿Es correcto que un canal de televisión no permita que el Estado realice su función de regulador de la economía y la cultura de la Nación argentina?
¿Es correcto que una empresa se transforme en multimedios acaparando todas la voces, todos los medios, y aliente el libre mercado sin control?
Existe un nuevo proyecto de ley de medios audiovisuales, de aprobarse, se pondrán reglas claras para que las empresas y particulares tengan la participación que realmente corresponde en la construcción cultural de un país. Es nuestro deber defenderlo, alentarlo. Es la responsabilidad de todos los argentinos apoyar con fuerza una visión más popular de la realidad.