
Las multitudinarias columnas obreras, que comienzan a entrar hacia el centro de la ciudad, van incorporando la adhesión y la participación de la mayor parte de la población, en especial de las barriadas más humildes, hermanados en la emoción que despierta el abrazo solidario.
La movilización es de tal envergadura que la policía es totalmente rebasada y la ciudad es prácticamente tomada. Se levantan barricadas en las esquinas y si bien son quemados algunos edificios de empresas extranjeras, no hay saqueos, ya que los mismos trabajadores controlan que esto no ocurra. Ellos tienen otra moral, otra ética, contraria a la de la burguesía y por eso su misión es avanzar hacia una nueva sociedad con nuevos valores humanos.
Como era de temer la reacción no se hace esperar, enviando la junta militar al ejército y a la gendarmería, que con la máxima violencia y saña atacan a los desarmados obreros, estudiantes y vecinos que están reclamando por sus justos derechos. La gente resistió abnegadamente la feroz represión, pero ante la disparidad de fuerzas decidió retirarse hacia los barrios.
Se establece el toque de queda, son invadidos los sindicatos, detenidos muchos dirigentes, que luego serán juzgados y condenados por jueces venales al servicio de la dictadura. Como ejemplo, basta citar que Tosco fue condenado a ocho años de prisión y Canelles (construcción) a diez años.
Pero con esta lucha, que luego fue multiplicándose en varias provincias y el paro nacional del 30 de mayo, que fue todo un éxito, la dictadura y su política retrógrada, quedó herida de muerte. Onganía renunció al poco tiempo, fue reemplazado por Levingston y luego por Lanusse, que tuvo que llamar a elecciones en el año 1973, con el triunfo de la fórmula Cámpora – Solano Lima.
Se establece el toque de queda, son invadidos los sindicatos, detenidos muchos dirigentes, que luego serán juzgados y condenados por jueces venales al servicio de la dictadura. Como ejemplo, basta citar que Tosco fue condenado a ocho años de prisión y Canelles (construcción) a diez años.
Pero con esta lucha, que luego fue multiplicándose en varias provincias y el paro nacional del 30 de mayo, que fue todo un éxito, la dictadura y su política retrógrada, quedó herida de muerte. Onganía renunció al poco tiempo, fue reemplazado por Levingston y luego por Lanusse, que tuvo que llamar a elecciones en el año 1973, con el triunfo de la fórmula Cámpora – Solano Lima.